SENSACIONES DE QUIEN NAUFRAGA

Entonces aquella avenida, de pronto se encontró bajo mis pies... cada paso alteraba aun más mi presente. El tiempo era el correcto. El clima.... perfecto. Acercábame en silencio, quizás por no tener nada que decir... aunque los que aundan en mi alma, saben que lo hacia para intentar algún tipo de mágica conexión para con tu espíritu.

Era una puerta obscura... una escalera y más atrás destellos de alguna tenue luz. Sentía un temblor en el pecho y otro mucho mayor en el corazón. Quise entrar, pero me lo negaron. Aun no era el momento, me dijeron, y yo no supe que responder. Sentí un tono oracular en las palabras de aquel contorneado hombre.
Los minutos pasaban muy lentamente... la calle, poblabase de almas errantes que deambulaban buscando tus melodías... de golpe ya no estaba solo, había otros.

Quienes encabezaban la tediosa (el verbo es diferente, pero cuando tememos al porvenir, la ansiedad se tiñe de tedio... al menos para los oídos de los otros) espera, milagrosamente comenzaron la escalada... subía y subía, los sonidos retumbaban en mi ser, el mundo se empequeñecía con cada paso, como si el universo intentara sofocarme con dosis de tu presencia... demás está decir que lo lograba con total perfección.

Silenciosamente tomé una mesa perdida en la bruma, quería estar solo, quería sentir como tu voz bañaba mi alma en soledad. Así que evadí la visión de aquel sobrenombre representante. Un gran bullicio lastimaba la sala. Curiosa habilidad desarrolle en aquel momento para acallarlas en mi mente. Todos mis sentidos enfocabanse hacia el sector figurado como escenario.

De repente (y como la primera vez que el destino me presento contigo) estabas allí, salida de quien sabe donde, revisando una suerte de cajas tecnológicas que prometían hacerte llegar hasta la más recóndita esquina... ignoraban todavía, los allí presentes, el poder de tus cánticos.

Alguien hizo una seña y los instrumentos comenzaron a demostrar de cuanto eran capaces...
Luego de unos segundos, un agraciado movimiento de tu muñeca aproximo aquel extraño báculo amplificador hacia la dulzura de tus labios... las primeras notas de tu voz, tajaron el ambiente cual navaja muy afilada. Imposible era, siquiera intentar algún procedimiento asociado a la cinética, puesto que el poder de tu voz enclavabase directo en la mente de los espectadores. Aquel misterioso elixir de perfecta melodía conjunta a una terrible potencia, era capaz de atemorizar y conmover, a la vez, a cualquiera que se jactase de su valentía.

Cada nota emanada de tu interior haciame estremecer, parecía como si la enormidad de tu ser esparcierace por el ambiente, cual torrentosa cascada, sintiendo uno, que no había manera más perfecta de graficar los confines de tu alma, que los matices de tu voz.
Conforme fue pasando el tiempo, sospeche aprender a domar levemente la exaltación que provocabas. Inocentes eran mis premoniciones e inmensas tus capacidades. Fue ahí cuando decidiste apuñalar fatalmente mi resistencia a tus encantos...
Con un suave movimiento desapareciste tras el decorado, desenvainaste tu instrumento rasgueante de tradición criolla y tomaste asiento en el centro del escenario, ya que nunca lo habías abandonado en mi mente.

Los primeros acordes sonaron cual susurro procedente del edén. Mas, de lo que sucedió en el instante siguiente imposible es su descripción.
Dicen que hay contadísimos momentos en la vida (no más de los que una mano nos permite enumerar) durante los cuales el tiempo se detiene, para que podamos absorber con todos nuestros sentidos, algún suceso extraordinario. Para que podamos mamar toda la savia de la vida en un eterno instante de perfección, mientras el alma se nos separa del cuerpo para captar más y mejor. Admitiré con la modestia de quien ha vivido poco que atravesé el primero de esos momentos en mi vida.
Lo que antes había sido una potente voz, ahora se transformaba en la suavidad de la seda hecha sonido, y sentí como una mezcla de lágrimas y sonrisas, jugaba con mis sentimientos y mis percepciones, haciendo de esos eternos instantes, el más perfecto de los paraísos.

Me juzgaras exagerado, ladino y hasta taimador, mas juro ante la más fuerte de las divinidades, que te sentí angelical e infinitamente poderosa, durante esa canción.

Lo que sigue, corresponde más a la bitácora de un psicoanalista, que a los fines de esta historia. Tu humanidad se perdió entre los brazos de las amistades y yo mantuve mi lugar en el universo. No lo hice por estrecharle la mano a la soberbia sino por que no podía moverme, tu hechizo habíame paralizado, tanto física como metafísicamente. Cuando recuperé la capacidad del habla, me acerque a tus formas, te bese la mejilla delicadamente y dije la única verdad que ese ámbito me permitía.

- Sos increíble.

Estaba siendo totalmente sincero. No hubiese creído a ningún compadrito que hubiérame descripto lo por mi vivido. No existen palabras en ninguna lengua, capaces de transmitir siquiera una décima parte de las sensaciones que provocas.
Y si no te seguí hacia aquel festejo (lo hubiese hecho hasta el mismo infierno) fue por temor a la soledad, en esos terrenos tan hostiles para mi humilde persona. Mas poseo la total seguridad, que la luna también fue ajena dentro de su fiesta honorífica.

Aquella noche, una estrella brilló más que cualquier otro astro.


ARY CORNELL 21 AÑOS





DEDICADO A LAILA SCHEIMBERG.